Manuel Perera. Foto: Toromedia |
Manuel Perera pasó
por la Maestranza arrollando en su trepidante temporada. Se presentó en
Sevilla, al igual que lo hicieron sus compañeros de cartel Manolo Vázquez y Jaime
González-Écija. Era un día especial no solo para los novilleros. La
ganadería de El Parralejo lucía
divisa negra en recuerdo de su propietario José
Moya. Una novillada de la que seguro estaría orgulloso.
Abrió
plaza un novillo con el que no pudo lucirse con el capote Manolo Vázquez, aunque dejó detalles de su buen concepto. Brindó el
novillo de su debut al cielo en homenaje a su abuelo. Se lo llevó fuera del
terció para instrumentar una serie de mando y serenidad. El sevillano peleó
contra el viento para torear con temple por el pitón derecho. Por el izquierdo
lo ligó con naturales con mucho gusto. Su personalidad la plasmó en cada
muletazo pero aún tiene mucho que aprender y que mejorar.
La
efervescencia de su corte sevillana relució en el capote de Manolo Vázquez en el cuarto. Nada que
envidarle tampoco a González-Écija y
el quite por verónicas gustándose que ejecutó. Fue otro novillo que se dejó y
lo aprovechó. Con la muleta se mostró con mucha disposición, también espoleado
de ver que su compañero de cartel acababa de pasear una oreja. La faena rebosó
sabor y torería. Dibujó un ramillete de naturales templados, llevándolo cosido
en la muleta, que cautivó a los tendidos. Con los aceros se atascó y perdió la
oreja. La dinastía Vázquez ha
comenzado a escribir un nuevo capítulo de su historia que seguro tendrá muchas páginas.
A
los medios se llevó González-Écija
al segundo, al que le faltó clase pero tuvo recorrido. Poco a poco fue
construyendo una faena a base de firmeza con la mano derecha. Pelirrojo tomó la muleta con genio lo
que hizo que su faena llegara a los tendidos. Exprimió ese pitón llegando a
torear ligado y con profundidad. Al natural lo intentó pero la embestida era
más irregular.
Con transmisión
y humillación llegó al último tercio el quinto de la tarde. González-Écija entendió muy bien al novillo. Estuvo con mucha
cabeza, haciéndole bien las cosas y dándole tiempo y distancias. Jaime dejó tandas de gran calado por
el buen pitón derecho del animal. Pinchó y perdió la oreja.
Por verónicas
saludó Manuel Perera al tercero. El
oficio del extremeño frente a sus compañeros
estuvo patente frente a un novillo paradito. Aguantó miradas y se expuso mucho
hasta que llegó la voltereta. Demostró tener un valor seco pero al mismo tiempo
plasmó varios naturales con mucha despaciosidad. El público se entregó con él
pero la música incomprensiblemente no sonó hasta que el novillero se fue a por
la espada. Se entretuvo Perera en
entrar a matar por ese nuevo error de la Banda de Tejera. Sentenció a su
oponente con media estocada efectiva y paseó la primera oreja.
A
portagayola se fue Perera para
recibir al sexto. Saltó al ruedo distraído, sin avistar al extremeño, que
aguantó de rodillas hasta que el novillo se percató de él. Después de la larga
cambiada prosiguió de pie por verónicas. De rodillas también inició la faena de
muleta. El de El Parralejo fue a por
él prendiéndolo por la pierna. Se repuso y volvió a echarse al suelo para
instrumentar una serie emocionante. Con esa misma seguridad, cogió la muleta
con la diestra para cuajar varias series redondas a otro buen novillo. La faena
bajó de intensidad cuando el animal enterró los pitones en el albero. El novillo
ya no fue el mismo. Manuel enterró
los aceros y cortó otra oreja.
Ficha del festejo:
Plaza
de la Real Maestranza de Sevilla. Tercera de Abono. Feria de San Miguel. Más de
media entrada del aforo permitido.
Novillos de El Parralejo bien presentados y de buen
juego.
Manolo
Vázquez (celeste y oro): ovación saludos tras aviso y ovación con
saludos.
Jaime
González-Écija (malva y oro): ovación con saludos tras aviso
y ovación.
Manuel
Perera (celeste y oro): oreja y oreja.
Saludaron tras banderillear
al primero Felipe Proenza y Felipe Peña y al tercero Álvaro Núñez y Antonio Vázquez.
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