jueves, 23 de septiembre de 2021

La verdad y el temple de Emilio de Justo

 

Emilio de Justo. Foto: Toromedia


Con una sonora ovación recibió la Maestranza a dos toreros que fueron a jugársela todo con un encierro de Victorino Martin. Una ganadería extremeña para un duelo entre dos toreros de la misma tierra.

Pero la tarde tuvo nombre propio: Emilio de Justo. La dimensión que demostró y el buen toreo que realizó lo encumbró rozando la Puerta del Príncipe.

Su compromiso empezaba con claroscuros. Bochorno saltó al ruedo con muchos pies, estrellándose contra el burladero y rompiéndose el pitón por lo que tuvo que ser devuelto. En su lugar salió Verdadero, al que recibió con un ramillete de verónicas templadas. Por abajo y con mucha despaciosidad inició el extremeño su faena bajo el diluvio. Por este motivo, Emilio resbaló y, pese a hacerse él solo el quite, lo cogió de manera muy fea pero sin consecuencias. El Victorino pasaba sin humillar y quedándose corto. El extremeño cimentó una faena a base de firmeza y temple. Con la diestra lo llevó con suavidad y con mucha personalidad. Por el otro pitón, lo intentó con el toro se había venido ya a manos. El público estuvo muy entregado con él y con su meritoria y seria labor.

El toreo caro de Emilio de Justo relució con Portezolano. Fue un toro encastado, con clase y humillación y lo cuajó de principio a fin por ambos lados. El cacereño lo empujó hacia adelante dejándole las telas en la cara e imprimiéndole temple. Los muletazos brotaron con emoción y hondura. Al natural interpretó el toreo puro que le caracteriza en su máxima expresión. La Maestranza se puso en pie cautivada por Emilio. Una estocada como epílogo de su obra y cortó las dos orejas.

Con la Puerta del Príncipe entreabierta, fue a por todas en el que cerraba plaza. Lo saludó por verónicas llevándoselo a los medios. Remató con una media antológica. Por chicuelinas replicó al quite de Ferrera. De forma irregular tomó la muleta por el pitón derecho. Por el izquierdo, lo consintió e hizo que rompiera hacia adelante hasta conseguir una excelsa tanda templadísima. El toro fue recortando el recorrido en las siguientes y acusó la falta de fondo. La espada resbaló y no entró a la primera. Le pidieron la oreja pero no fue no suficiente para pasear la oreja que lo alzara por la puerta de los sueños.

Antonio Ferrera llegó a Sevilla en una semana épica. El domingo se encerró con seis toros en Nîmes y el lunes actuó en otro mano a mano en Logroño.

Cuidaron mucho en los primeros compases de la lidia a Mosquero, que atisbaba la falta de fuerzas. Lo condujo a media altura con suavidad llevándolo muy tapado para sujetarlo en la muleta. Por el pitón izquierdo aguantó miradas y paradas exponiendo mucho. El toro pasaba quedándose corto y echando la cara arriba al final del muletazo. Culminó con un estoconazo. 

Pobrecito tampoco le dio muchas opciones a Ferrera. Estuvo voluntarioso y tiró de oficio para batallar con un mansito y sin entrega.

Garañuelo fue el que le permitió realizar lo más destacado de su paseíllo en Sevilla. Tenía movilidad y humillación pero había que hacerle las cosas bien. Se fue a los medios para citarlo en las distancias justas. Aprovechó las inercias del astado y lo toreó a media altura por el pitón derecho. Por el izquierdo, se sintió más y estuvo más templado. Dejó media estocada pero el palco no le otorgó la oreja.

 

Ficha del festejo:

Plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Quinta de abono. Feria de San Miguel. Más de media entrada del aforo permitido.

 

Toros de Victorino Martín, el segundo como sobrero, bien presentado pero de desigual de juego. Destacaron cuarto y quinto.

Antonio Ferrera (grana y oro): ovación con saludos, silencio y vuelta tras petición.

Emilio de Justo (nazareno y oro): ovación con saludos, dos orejas y ovación saludos tras petición.

 

Saludaron tras banderillear el primero Joao Ferreira y Fernando Sánchez; en el cuarto Morenito de Arlés; y en el sexto, Pérez Valcácer y Abraham Neiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario