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¡Feliz Navidad y Próspero Año 2024!
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Julián López "El Juli". Foto: Sandra Carbonero |
Este domingo, 1 de octubre, se despedía de los ruedos Julián López "El Juli" en Sevilla en una emocionante corrida de toros. Compartió cartel con Sebastián Castella y Daniel Luque, lidiando astados de Garcigrande.
Galería de imágenes del festejo:
http://sandracarbonero.blogspot.com/p/articulos-y-cronicas-2021.html
Lo que el Toro no ve:
http://loqueltoronove.blogspot.com/2023/10/feria-de-san-miguel-de-sevilla-domingo.html
Julián López "El Juli". Foto: Sandra Carbonero |
Llegó la fecha señalada en el calendario. Julián López "El Juli" se despedía en una de las plazas más importantes en su carrera. La misma que lo vio conseguir hasta en siete ocasiones la Puerta del Príncipe. Algo que no es baladí y está al alcance de unos pocos. Aquella en la que una tarde de abril soñó el toreo de manos de "Orgullito". Y Sevilla estuvo con él hasta el último instante. Emocionándose con él y, el torero entregándose a ella. Todo esto con permiso de Daniel Luque, que volvió a dar un golpe en la mesa cortando dos orejas
Tras una atronadora ovación con la que el público recibió a El Juli, saltó al ruedo "Venturoso", el toro de mayor volumen de la corrida. En las verónicas que le instrumentó ya manseó, siempre con la cara a media altura y quedándose corto por el pitón izquierdo. Con esas cualidades poco aragüeñas, se le midió mucho en el peto. Inició genuflexo para sacarlo hacia fuera de la querencia. El madrileño lo intentó por ambos pitones, sin poder ligar ni dos muletazos. Con el toro muy rajado y deslucido, optó por abreviar.
Para sorpresa de todos, como si se jugara esa tarde la temporada próxima, se fue a recibir a portagayola a "Saleroso", el último toro de su carrera. En el mismo centro del ruedo, le dibujo verónicas con encaje mientras la música apareció en escena. Quitó por chicuelinas tras un tercio de varas en el que se cuidó al de Domingo Hernández para intentar que durara más en el último tercio. Desde que tomó la muleta, Tristán alzó la batuta y la Banda de Tejera interpretó "Suspiros de España". Esa melodía que tantas veces le ha acompañado en tardes de grandes éxitos en esta plaza. No tenía El Juli un último cartucho nada fácil. Su mando se impuso una vez más. La colocación y los toques fueron fundamentales en una faena en la que brotaron los muletazos de uno en uno con suavidad y dándole tiempo, sin afligirlo. Al natural llegaron los momentos más álgidos. Cinceló una serie que gozó de largura y templanza. Siempre con relajo e inteligencia. Firmó la faena con una serie por el pitón derecho, por bajo, de frente y exigiéndole. Se volcó tras la espada y paseó una oreja. Su última vuelta al ruedo entre clamores de "Juli vuelve".
Luque, que reaparecía, no quiso perderse la despedida de Juli, pero tampoco dejarse ganar la partida. Plasmó un ramillete de verónicas en la que hubo dos de gran brillantez. "Tiritero" fue un manso exigente que apretó en banderillas. El de Gerena inició por bajo con rotundidad rematado con un excelso pase de pecho. Tiró de él hacia adelante, dejándole siempre la muleta en el hocico y tapándole la querencia. Estuvo muy de verdad, tragando en muchas ocasiones. Al natural le apretó por bajo con cadencia y largura tomando su labor altos tonos. Tras la estocada paseó dos orejas.
Con la Puerta del Príncipe entreabierta, salió "Fondero", otro manso con genio, que fue muy protestado, pero que era evidente que bajo el dominio de Luque podría cortar la oreja. Y así fue en parte. El sevillano lo llevó muy metido desde el inicio con suavidad y por bajo con la diestra. Al natural le costaba más por lo que se puso más en corto. La estocada baja fue el hándicap para que el palco no se la concediera.
Castella volvía después de la Puerta de Príncipe ganada el día anterior para cubrir la sustitución de Morante. Recibió de hinojos a "Amador" para ligar ya de pie a cámara lenta aprovechando el viaje por dentro. El duelo de quites fue para paladear. Luque, lo firmó por chicuelinas, mientras que Castella lo hizo con verónicas muy suaves. El del hierro de Domingo Hernández había embestido con humillación en los primeros tercios. El francés inmóvil comenzó con pases cambiados por la espalda junto a las rayas de picar. Prosiguió con la diestra con dos tandas en la que hubo ligazón y hondura. Por el izquierdo, el astado tomó mejor las telas, pero Castella se sintió más con cómodo por el contrario. El animal se sintió podido a mitad de faena y se fue a tablas. Allí se puso gazapón a la hora de entrar a matar, pero el diestro metió la espada de forma habilidosa.
Enrabietado, Castella tomo el percal y se fue también a recibir a portagayola al quinto para continuar con verónicas. El recibo no terminó de calar en los tendidos, al igual que tampoco el trasteo de muleta debido a la nula transmisión del Garcigrande y por el poco celo que poseía. El francés puso empeño para agradar, pero su labor no tomó vuelo.
Ficha del festejo:
Plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Vigésimo cuarta de abono. Cartel de "No hay billetes". Toros de Garcigrande (1°, 3° y 5°) y Domingo Hernández (2°, 4° y 6°), bien presentados, aunque mansearon en líneas generales.
Julián López "El Juli" (de sangre de toro y oro), silencio y oreja con peticion de la segunda.
Sebastián Castella, que sustituía a Morante de la Puebla (de azul y oro), ovación y silencio.
Daniel Luque (de verde y oro), dos orejas y ovación tras petición.
Incidencias: Tras finalizar el paseíllo, el público recibido con una gran ovación a El Juli. Saludaron José Chacón en la lidia del segundo y Rafael Viotti en banderillas; e Iván García y Juan Contreras en el tercero.
Sebastián Castella. Foto: Arjona / Pagés |
Sebastián Castella ha
pasado arrollando por Sevilla. Esa plaza que se le resistía. En la que por un
motivo u otro no llegaba a entrar o a cuajar esa faena que le pusiera en sus
manos las llaves de esa la Puerta del Príncipe que tanto anhelaba. A sus 23
años de alternativa y en la temporada de reaparición, el diestro francés más
maduro y artístico, ha plasmado una de sus mejores tardes. Porque al final los
sueños están para vivirlos.
Sus
compañeros de cartel, Alejandro
Talavante y Roca Rey, se
enfrentaron a la otra cara de la moneda con un encierro desigual de Victoriano del Río en el que los dos astado
de alto nivel se los llevó único triunfador del festejo.
Abrió
plaza “Impuesto”, un toro con cuello y bien hecho, que pasó de largo de la capa
de Sebastián Castella, pero
aflorando ya la falta de fuerzas. Al caballo entró defendiéndose y perdiendo
las manos por lo que el palco decidió devolverlo.
Explosivo
fue el saludo del diestro francés al sobrero de Victoriano del Río. “Soleares” metió la cara con ritmo en cada una
de las verónicas de mano baja ejecutadas por Castella, que combinó con tres ajustadas chicuelinas, la media y una
rebolera. Acudió con prontitud al caballo, donde se entregó. Talavante dejó como carta de bienvenida
un quite por verónicas que culminó con una serpentina. Con los rehiletes
estuvieron magistrales tanto José Chacón
como Luis Blazquez, que
saludaron, sin olvidar la buena lidia de Viotti.
Fue el propio Chacón el protagonista
del brindis de su matador.
Comenzó
la labor genuflexo en el tercio muy torero para ligar con naturales. Las siguientes
tandas con la diestra fueron de largo metraje y con ligazón. Cuando tomó la
zurda hubo más cadencia en los muletazos. El toro mantuvo la clase y la raza en
una faena muy sentida de Castella,
que firmó por manoletinas. Acertó con el estoque en el segundo encuentro y
paseó la primera oreja.
“Digno”,
un cuarto con mucha seriedad, sería el encargado de llevar a la gloria a Sebastián Castella. Se encontró frente
a un toro encastado, pero exigente con el que nunca volvió la cara. Lo recibió
con verónicas templadas ganándole terreno. El francés muy seguro y asentado se
adueñó del escenario desde la primera tanda con la diestra. A ella le siguieron
otras por el mismo pitón con encaje, profundidad y despaciosidad. El de Victoriano del Río no paró de repetir y
el torero se rompió por bajo. No es difícil aventurarse a decir que ha sido su
mejor faena en el Coso del Baratillo. Lo mató de una estocada que le valió las
dos orejas.
“Casero”,
un segundo altote, hizo el avión en las verónicas que dibujó encajado Alejandro Talavante. Se empleó en el
peto y le permitió lucirse a Roca Rey
en el quite por chicuelinas. Con los rehiletes, Miguel Murillo y Manuel Izquierdo clavaron pares meritorios. Inmóvil
a pies juntos comenzó por alto el extremeño. Lo que el burel prometió en los
primeros tercios se transformó en un espejismo. Sólo una tanda duro, perdiendo
fuelle y sin poder repetir. Talavante estuvo
muy firme, planteándole bien las telas, pero sin llegar el trasteo a los
tendidos.
“Barbuquejo”,
con la divisa de Toros de Cortés, salió
defendiéndose y sin querer tomar el capote de Talavante. Fue un toro muy deslucido y descastado con el que el
extremeño optó por abreviar.
Hasta
el centro del platillo se fue Roca Rey
a por “Maleado”, que rehusaba de los capotes. Metió bien la cara en los lances
de probatura y el peruano dejó una media y una chicuelina con gran suavidad. El
de Victoriano del Río manseó en el
tercio de varas, buscando la puerta de chiqueros. En los medios lo citó, viniéndose
con genio y emoción. A base de mando se impuso en las distancias cortas
aprovechando esas acometidas por el pitón derecho que le regaló en las primaras
tandas. Pronto echó el freno, dejándolo sin opciones al lucimiento.
Cerró
la tarde “Soleares”, de mismo nombre que el buen sobrero que hizo primero, pero
con un juego totalmente diferente. El astado no se empleó en el recibo, manseó
y correteó de un lado a otro en el tercio de varas. Roca Rey estuvo muy por encima de las condiciones de su oponente.
Lo metió en la muleta pronto, tirando de él hacia adelante con templanza,
aunque nunca terminó de romper. El peruano prosiguió metido entre los pitones
con bastante eco en los tendidos. Dos pinchazos emborronaron lo que pudo ser
una oreja.
Ficha
del festejo:
Plaza
de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Vigésimo tercera de abono. Cartel de “No hay billetes”. Toros de Victoriano del Río, el 1º como sobrero,
y de Toros de Cortés (5º), bien
presentados, pero desiguales de juego. 1º bis, con ritmo y clase; el 2º, con
fijeza, pero falto de fuerzas: 3º, manso con genio; 4º, encastado y exigente; 5º,
deslucido y descastado; 6º, manso.
Sebastián Castella (de fucsia y oro), oreja y dos orejas.
Alejandro Talavante (de malva y oro), silencio y silencio.
Roca Rey (de caldera y oro), silencio y palmas.
Incidencias: Saludaron tras banderillear José Chacón y Luis Blázquez
en el primero; Miguel Murillo y Manuel Izquierdo, en el segundo.
Pablo Aguado. Foto: Arjona / Pagés |
Un
cartel de toreros artistas, muy del gusto de Sevilla, abría la Feria de San
Miguel con el primer “No hay billetes” que se espera durante el ciclo. El
público recibió a la terna con una ovación, aunque fue Morante, que reaparecía tras más de dos semanas en el dique seco, el
que la compartió con sus compañeros. Como es casi habitual, al torero cigarrero
no le tocó ninguno de los dos toros de Hermanos
García Jiménez que permitieron el lucimiento. Fue el otro sevillano, Pablo Aguado, el que realizó lo más
notorio del festejo. Una faena para paladear con personalidad y temple, de esas
difícil de olvidar. Por su parte, Manzanares,
no tocó pelo por la espada.
Saludó Aguado por el palo tradicional a “Derribado”, que embistió sin brío. Fue la nota disonante del recital que daría el torero de Sevilla con el capote. Tras el primer puyazo, dibujó un quite por chicuelinas en el centro del platillo que tuvo exquisitez y armonía. Ahí no quedó todo. Realizó un segundo quite tras el paso por el caballo con unas verónicas con gran despaciosidad. En el prólogo de la obra fue a media altura, con una naturalidad excelsa, que cerró con una trincherilla para enmarcar. Aguado fue cincelando muletazos a cámara lenta con sutileza y verticalidad con la diestra. Por el izquierdo, aunque el astado hizo el amago de rajarse, lo mantuvo a base de cadencia en cada uno de los naturales. La faena fue de más a menos, no por la calidad artística de la que gozó, sino porque el de Matilla se vino abajo sin poder acompañar al torero en tan altas cotas en las que estaba rodando. Abrochó con una estocada y paseó el único trofeo del festejo.
Cerró
plaza “Descreído”, que fue muy protestado ya que perdió en varias ocasiones las
manos por la notoria falta de fuerzas antes de llegar a la muleta. Aguado lo sostuvo en ella porque el de Olga Jiménez tenía un fondo de bravura,
pero era incapaz de ir hacia adelante. El sevillano lo llevó con dulzura a
media altura para finalmente tener que abreviar.
“Principal”,
un toro bien hecho, no se empleó en el saludo de Manzanares, apretando por el pitón izquierdo. La misma tónica se
vivió en el tercio de varas, donde se le cuidó mucho. El alicantino comenzó por
doblones con mucha seguridad, mientras que su oponente respondió embistiendo
con emoción. Lo sometió desde la primera serie con la diestra por abajo,
haciendo sonar los acordes de la Banda de Tejera. En las siguientes, brilló la
ligazón, aunque faltó por momentos ajuste. Tomó la zurda, por donde el de García Jiménez tuvo ritmo, pero decidió
continuar para rematar la faena por el pitón derecho. Una actuación muy medida
con un toro que fue a más. Tenía la oreja en sus manos, pero un pinchazo previo
hizo que todo quedara en una ovación.
Al
quinto, del hierro de Olga Jiménez,
lo lanceó en los medios Manzanares, pasando
de puntillas por la sosería del animal. “Carcelario”, que llegó a derribar al
picador, pasó de puntillas por el tercio de varas. El alicantino buscó el
camino para que el animal empujara hacia adelante, pero no lo encontró. Por el
pitón derecho se desplazaba sin transmisión, mientras que por el izquierdo le
costaba más. Culminó con una estocada.
“Veraneante”,
un toro alto y de bellas hechuras, saltó al ruedo desentendido. Pasó de largó
del capote de Morante de la Puebla,
pero cuando se fijó en él le plasmó un ramillete de verónicas cargadas de
clasicismo. Le fue ganando terreno hasta llevárselo a medios para firmar el saludo
con una media de estampa. Una apertura incendiaria que a la postre resultaría
ser lo más destacado de la tarde del sevillano. El de García Jiménez se pegó una fuerte voltereta a la salida del primer
encuentro con el picador, algo que lo mermó más si cabe ya que evidenciaba la
falta de raza y de fuerzas. Galleando por chicuelinas volvió a colocar al toro
en el caballo. Inició la labor el sevillano por estatuarios con mucho ajuste. Prosiguió
fuera de las rayas de picar con una serie con la diestra en la que hubo dos
muletazos notables de mano baja. Pese a que lo mimó en todo momento, el del
hierro de Matilla rehusó la pelea y Morante tuvo que irse a por el estoque.
Lo pasaportó de un pinchazo hondo.
A “Caramelo”,
que hizo cuarto, lo lanceó en los medios sin alcanzar el lucimiento por la
falta de empuje del animal. El diestro cigarrero puso todo de su parte, pero la
falta de raza del astado de Olga Jiménez
era demasiado evidente. Ante la falta de opciones para el triunfo, terminó por
abreviar.
Ficha
del festejo:
Plaza
de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Vigésimo
segunda de abono. Cartel de “No hay billetes”. Toros de Hnos. García Jiménez (1º,
2º, y 3º) y Olga Jiménez, (4º, 5º y
6º), desiguales de presentación y juego. El 1º, escaso de raza y fuerzas; el 2º,
con movilidad y emoción; el 3º, con humillación y clase; el 4º, desrazado y con
nobleza; el 5º, falto de raza y transmisión; el 6º, con ritmo, pero sin fuerzas.
Morante de la Puebla (de grana e hilo blanco), silencio y silencio.
José María Manzanares (de sangre de toro y oro), ovación con saludos y palmas.
Pablo Aguado (de azul azafata y oro), oreja y silencio.
La
rivalidad entre Manolete y Pepe Luis Vázquez en 1941 fue notable.
Aunque días antes se hablaba de las dos orejas de Pepe Luis en Sevilla, el 20 de abril Manolete consigue los máximos trofeos. “Don Fabricio” en su crónica narró que “las campanas de Córdoba, plañideras porque había muerto Guerrita,
trocaron ayer el afligió son en alegre repique de gloria, porque Manolete, legítimo
sucesor de aquel coloso, superó hasta la sublimidad el memorable arte de su
ascendente. No alcanza nuestro recuerdo nada semejante: de tanta justeza y
elegancia, de tal calidad como la faena del cordobés al séptimo de Villamarta.
Manolete, con la magia de su toreo señor, amuló a Josué y detuvo el tiempo en
el reloj de la Maestranza, cuyas pasmadas manecillas quisieron guardar la hora
inicial del acontecimiento”. El otro festejo triunfal tuvo lugar el 29 de
junio en el que el novillero Manolo
Martín Vázquez le cortó los dos rabos a su lote de Benítez Cubero.
En
1942 asomó hasta en tres ocasiones el tercer pañuelo por el palco. El primero
llegó el 4 de junio durante la Corrida de la Prensa. Se lidiaron toros de Núñez para El Andaluz, Antonio Bienvenida y, el triunfador, Manuel Jiménez “Chicuelo”. “Don
Fabricio” en El Correo de Andalucía señaló que "Chicuelo, ayer, dio una lección a la juventud que desprecia a lo
viejo. Cuando se tiene la solera tan rancia y tan sabrosa que Manolo posee,
cuando se entrega tan de lleno como ayer la entregó Chicuelo para que la
saborease, a los jóvenes sólo les toca aprender… para ver si se les pega algo
de ese aroma tan único". El segundo, de un animal de Juan Pedro Domecq, fue a parar a manos
de Domingo Ortega el 12 de octubre
en la Corrida de la Cruz Roja. Y el último se otorgó el 15 de noviembre a Rafael Gallito en un festival en
homenaje a la Macarena.
En
1945 Armillita corta el segundo rabo
de su trayectoria en la Maestranza. Fue el 3 de junio en la Corrida de la Prensa
a un toro de Manolo González Contreras
y compartió cartel con Domingo Ortega
y Pepe Luis Vázquez. Los otros dos
se concedieron en el festival que se programó para el 28 de octubre. Los
triunfadores fueron Carlos Arruza y Álvaro Domecq, primer rejoneador en
conseguirlo.
En
la segunda mitad de esta década comienzan a escasear este trofeo. Tan solo en
tres festivales se produce este hecho: el 22 de diciembre de 1946 en el que se
celebró a beneficio del Ateneo y el rabo recayó en Antonio Bienvenida; otro para Manolo
González el 28 de noviembre de 1948 en el organizado en homenaje al barrio
de Triana; y el último lo logró Juan de
Dios Pareja Obregón el 9 de diciembre de 1949 que fue en honor a la Patrona
de la Aviación.
En
1950 en el festival realizado por la misma festividad, Manolo González paseó uno y otro Luis Miguel Dominguín con la peculiaridad de que ese día toreó a
caballo. En el año posterior, el novillero Antonio
Cobo cosecha el mismo triunfo el 21 d octubre con ganado de Hidalgo Martín.
La
temporada de 1952 se compuso por un gran número de festejos pero los máximos
trofeos se otorgaron en festivales o corridas benéficas. El primero de ellos se
concede el 12 de febrero en el celebrado para la Hermandad del Rocío de Triana.
Fue para un novillero de nombre Salvador
Távora, que posteriormente se convertiría en dramaturgo. El mes siguiente
lo alcanzó Domingo Ortega en el
festejo del Montepío de la Policía. En octubre destacan tres fechas. El 1 de
octubre tiene lugar un festival homenaje a Rafael
El Gallo por su 50 aniversario de alternativa. Domingo Ortega, César Girón y Domingo
dos Santos pasearon un rabo cada uno. Para esta ocasión, estuvieron en el
palco Juan Belmonte y Machaquito. El día 12 se dispuso una
brillante corrida a favor de la Cruz Roja. Se lidiaron toros de Manolo González y Salvador Guardiola en la que Dominguín
sumó tres orejas, Ordóñez dos y
el rabo fue para Rafael Ortega. La
semana siguiente tuvo lugar el del Ateneo consiguiendo el mismo premio Manolo González.
En
el 53 solo se recoge uno y fue para Domingo
Ortega, de nuevo en un festival, el 15 de febrero. El 54 tuvo como
protagonista a César Girón. No fue
solamente el primer torero venezolano en logar un rabo en el coso del
Baratillo, sino que esta proeza la repitió en dos corridas seguidas: una el 27
de abril a un toro de Cobaleda y la
otra, el 29 con uno de Guardiola.
Dos años después, fue Rafael Ortega
ante un Miura y del que destacaron
las crónicas de la época la gran estocada que le recetó calificándola en muchos
casos incluso como la de la Feria.
En
la década de los 60 se registran tres más. El día de la Inmaculada de 1960 lo
hace Miguel Mateo “Miguelín” en el
festival a beneficio de la Vejez del Torero. El 20 de abril de 1964 llegó la
revolución a Sevilla con Manuel Benítez
“El Cordobés”. “Don Fabricio II”
narró en su crónica para ABC que “El Cordobés ha sido ayer el protagonista de
un suceso tauromáquico, que habrá que llenar toda una página áurea en la
particular historial del soso hispalense. Su valor sereno y consciente y su
personalidad única, arrolladora, han brillado con riquísimos colores en la
tarde más completa de cuantas hemos visto al arrebatador torero, en una
actuación difícilmente superable, de una enjundia como para convencer a los más
furibundos detractores del espada, quien ah toreado de verdad sin detrimento de
la parte espectacular de su repertorio”. En esa corrida de Núñez también obtuvo un apéndice Diego Puerta. El diestro sevillano fue
el siguiente en sumarse en este palmarés en la Feria del 68 con ganado de Marqués de Domecq. Junto a él cortó una
oreja Antonio Ordóñez y remató el
cartel Curro Romero.
En
1971 Francisco Ruiz Miguel se
convirtió en el último matador del siglo XX que logró esta hazaña. Fue un 25 de
abril y se anunciaron un toro de Bohórquez,
al que desorejó el propio Fermín
Bohórquez, y seis de Miura para Andrés Hernando y Florencio Casado “El Hencho”.
Cabe
destacar que Ruiz Miguel entró en
este cartel sustituyendo a Limeño.
Un día antes, Ángel Peralta había
sido premiado con cuatro orejas y un rabo. Los astados de Urquijo permitieron el triunfo de Rafael Peralta que obtuvo dos orejas y Álvaro Domecq y José Samuel
Lupi, una.
El
último rabo hasta la fecha data del 26 de mayo de 1999 en la matinal de rejones
y fue para Pablo Hermoso de Mendoza.
Antonio Lorca para El
País apuntó al respecto que “la
labor de Pablo Hermoso de Mendoza había sido completísima, y combinó el valor,
la ortodoxia, la espectacularidad, la emoción, la variedad, el sentimiento, la
seguridad y el dominio más absoluto. Todo un compendio de arte y valor capaces
de provocar la máxima emoción”.
Fuentes:
El
libro de oro de la Maestranza de ABC, 1996.
https://plazadetorosdelamaestranza.com/
https://www.portaltaurino.net/
“Rabos
cortados en Sevilla en el siglo XX”, Sevillatoro, Carlos Crivell, 7-5-2010
https://sevillatoro.es/rabos-cortados-en-sevilla-en-el-siglo-xx/
“Pablo
Hermoso de Mendoza corta un rabo”, El País, Antonio Lorca, 25-4-1999
https://elpais.com/diario/1999/04/26/cultura/925077613_850215.html
Morante de la Puebla. Foto: Arjona / Pagés |
A
las puertas del inicio de la Feria de San Miguel, se cumplen cinco meses de la
tarde histórica del 26 de abril en la que Morante de la Puebla le cortara el rabo a “Ligerito” de Garcigrande. Tuvieron que pasar 52 años para que un matador de
toros volviera a lograr este hecho excepcional. No obstante, siete meses antes
un joven prodigio de la Tauromaquia, Marco
Pérez, paseó los máximos trofeos de un eral de Jandilla en el festival del 12 de octubre.
Aunque
en las últimas décadas no han sido prolíferos los rabos, incluso las nuevas
generaciones no habían conocido ni vivido en Sevilla un suceso de esta índole,
en el siglo pasado son numerosos los que se obtuvieron entre corridas de toros
y rejones, novilladas y festivales.
El 1
de mayo de 1919 Juan Belmonte paseó
el primer rabo de un toro de Concha y
Sierra. Aquella tarde compartió cartel con Rafael El Gallo, Gaona y Manolo
Belmonte. Como curiosidad, ese mismo día en la Monumental José Gómez “Gallito” obtuvo el mismo
premio. Para volver a ver cortar un rabo en el coso del Baratillo tuvieron que
pasar cinco años. El día de San Miguel de 1924, Manuel Jiménez “Chicuelo” cortó el siguiente. Los astados fueron de
Pérez de la Concha y se anunció con Antonio Posadas y El Litri.
El
año 1925 tuvo un nombre propio: Juan
Belmonte. El Pasmo de Triana cortó hasta tres rabos en tres corridas
diferentes. El primero llegó el 11 de junio, festividad del Corpus, de un toro
de Félix Suárez. Esta efeméride se
recordaría también como el día en el que tomó la alternativa Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”,
actuando como padrino Pepe El Algabeño.
El segundo cayó a sus manos el 29 de septiembre. El cartel lo completaron Chicuelo y Pepe Belmonte con reses de Peñalver. Este último torero también
estuvo presente en la tercera fecha señalada. El 1 de noviembre Belmonte volvió a triunfar frente a un
toro de Urquijo. El tercer actuante
fue Antonio Márquez.
En
1926 se repitieron circunstancias similares. Juan Belmonte paseó un rabo el 28 de septiembre en un cartel
compuesto por Chicuelo y Valencia II con ganado de Moreno de Santamaría; y otro el 24 de
octubre a un animal de Urquijo,
haciendo el paseíllo junto con el rejoneador Simao de Veiga y Antonio
Márquez y Marcial Lalanda.
La
racha triunfal de Belmonte continúa
en 1927. En la Corrida de la Prensa celebrada el 29 de septiembre el sevillano
obtuvo cuatro orejas, dos rabos y una pata de los toros de Pérez de la Concha. Chicuelo
y Niño de la Palma fueron los
testigos de los hechos.
En
abril del 28, Pepe El Algabeño se
convirtió en el triunfador. El día 8 cortó un rabo a un astado de Curro Molina en el día de la
alternativa de Mariano Rodríguez y dos más el 21. El último de esa temporada fue para Chicuelo el 28 de octubre en un mano a
mano con Curro Puya con ganado de Moreno de Santamaría.
El
20 de abril de 1930 Andrés Mérida
celebra una alternativa histórica al obtener dos orejas y rabo. Su padrino fue Chicuelo y su testigo, Cagancho. El 22 de abril del año
siguiente, Manolo Bienvenida
consiguió los máximos trofeos de un toro de Conde de la Corte. Lo acompañaron aquella tarde Marcial Lalanda y Cagancho.
El
primer novillero en entrar en este palmarés fue Diego de los Reyes el 21 de abril de 1932. Se acarteló Juanito Jiménez y Laínez, que también logró un apéndice de las reses de Esteban González. A finales de esa
misma temporada, Fermín Espinosa
“Armillita” se proclamó como el primer mexicano en engrosar esta lista. A
ella se sumó el 19 de abril de 1934 Rafael
El Gallo en un festejo en el que se lidió la ganadería de Torre Abad y participaron también Cagancho, Domingo Ortega y Diego de los Reyes. Concluye el año
sumando uno más Juan Belmonte el 28
de octubre ante toros de Clairac.
En
1936, aunque estaba a punto de estallar la Guerra Civil, Sevilla vivió uno de
sus años más glorioso en cuanto a triunfos a pesar del reducido número de
festejos que se celebraron. Se inauguró la temporada el Domingo de Resurrección
12 abril con una novillada que fue apoteósica, ya que tanto Pedro Ramírez “Torerito de Triana” como
Pascual Márquez cortaron un rabo
cada uno.
Tras
ese gran éxito, el 21 de abril repitieron con una extraordinaria novillada de Juan Belmonte en la que pasearon los
máximos trofeos e incluso Márquez sumó
una pata. Además, tanto Diego de los
Reyes como Rafael Gallito
desorejaron a sus oponentes. Un día antes, fue Manolo Bienvenida el que cortó el rabo ante un toro de Joaquín Murube.
Capítulo
aparte merece el festival celebrado el 18 de octubre de ese mismo año, que fue
en homenaje al Ejército Español. Se cortaron un total de cuatro rabos por parte
de Manolo Bienvenida, Domingo Ortega,
Pascual Márquez y Juan Belmonte
(sería el último de su carrera en Sevilla). Aquel día dejó estampas para el
recuerdo como la muleta de Bienvenida con
la inscripción de ¡Viva España!
Manolo Bienvenida |
Ya
metidos en el conflicto bélico, en la temporada del 37 se resintió más el
número de festejos. El 14 de febrero se programó un festival en el que de nuevo
Domingo Ortega se llevó los máximos
trofeos. El 24 de abril Pascual Márquez
se encerró con seis novillos de Murube para
despedirse con éxito de su etapa novilleril. Paseó los dos apéndices de su
primero y el rabo del quinto. El último que se otorgó ese año cayó en manos de Manolo Bienvenida el 6 de mayo. En el
año siguiente, el único que concedió fue para el novillero Torerito de Triana el 15 de mayo frente a un animal de Carmen de Federico.
Con
un país que intenta levantarse después de la guerra, vuelven a celebrarse más
espectáculos taurinos. En 1939 fueron cinco los rabos que se otorgaron. El
primero fue para Pepe Bienvenida el
9 de abril, Domingo de Resurrección, con toros de Albaserrada. El 23 de ese mismo mes y con novillos de Escudero Calvo, Luis Mata lo recibe y a cambio cae herido. En la novillada del
Corpus, Albaserrada de nuevo le da
el mismo triunfo a Rafael Vega de los
Reyes “Gitanillo de Triana”. Un mes más tarde, en la Corrida de la Prensa
las miradas estaban puestas en un joven cordobés que tomaba la alternativa como
era Manuel Rodríguez “Manolete”.
Pero en esta ocasión Chicuelo
acaparó todas las crónicas al conseguir los máximos trofeos. Siete días
después, el 9 de julio, conquistó Sevilla un novillero del barrio de San
Bernardo. Pepe Luis Vázquez, se
llevó hasta dos patas de aquel novillo de Braganza.
Sandra Carbonero
La plaza de toros de Badajoz acogió este domingo una clase práctica como colofón a su Feria de San Juan. Lenny Martíns, Adrián Monroy y Manuel León pasearon cada uno un trofeo. León se proclamó triunfador del festejo y se alzó con el capote de paseo donado por El Pilo.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Badajoz. Novillos de Bernardino Píriz, bien presentados y de juego desigual. El quinto fue premiado con la vuelta al ruedo.
Darío Romero, ovación con saludos tras aviso.
Lenny Martíns, oreja.
José Antonio de Gracia, silencio tras aviso.
Alberto Donaire, de la Escuela Taurina de Valencia, silencio.
Adrián Monroy, oreja tras aviso.
Manuel León, oreja.
Marcos Linares. Foto: Arjona / Pagés |
La
Real Maestranza de Sevilla acogía este domingo por primera vez la final del Circuito de Novilladas de Andalucía que
organiza la Fundación Toro de Lidia. El novillero jienense Marcos Linares se alzó con el codiciado galardón, que no
pudo recoger porque fue cogido por el primero de su lote. Por su parte, Ismael Martín dejó gratas sensaciones
en el que además era su debut en Sevilla.
Marcos Linares dibujó
verónicas con despaciosidad ganándole terreno a “Lobulillo”, que hizo segundo. Fue
muy medido en el peto porque no atisbaba que tuviera mucha fuerza. En el último
tercio molestó mucho el viento por lo que lo cambió de los terrenos. Imprimió
suavidad conduciéndolo a media altura con la diestra. Al de Villamarta le faltó raza y transmisión,
pero el novillero jienense se impuso al natural con una serie en la que hubo
ligazón. Volvió al pitón derecho para plasmar muletazos con mucha torería. Una
faena importante en la que dio una gran dimensión. Al entrar a matar, el
novillo se quedó parado cogiéndolo muy feo e infiriéndole una cornada en el
muslo derecho.
“Fundaplata”
saltó al ruedo distraído y sueltecillo del capote Ismael Martín. Colocó con soltura y variedad los rehiletes. Cimentó
la faena en la mano derecha por donde hubo pasajes destacables, aunque su
oponente tenía mejores inicios que finales. El salmantino estuvo muy firme,
pero su esfuerzo no llegó a tomar vuelo por lo deslucido que era el de Villamarta. En el epílogo por
luquesinas estuvo a punto de ser corneado. Se tiró a por todas a matar dejando
una estocada.
Se
corrió turno y “Ríoblanco”, reseñado como sexto, salió en quinto lugar
manseando en el capote de Ismael Martín.
El mismo comportamiento mostró en el caballo, huyendo del castigo. El
salmantino tomó los palos y protagonizó un tercio de banderillas arriesgado. Tuvo
el bonito gesto de acercarse hasta la puerta de la enfermería para colocar la
montera en señal de brindis a su compañero Marcos
Linares. Genuflexo se lo llevó fuera de las rayas. En este prólogo de la
faena, el novillo embistió con codicia, pero fue solo una ilusión. El salmantino
estuvo muy de verdad, sin volver la cara a las complicaciones que le planteó.
Extrajo muletazos de uno en uno muy de frente y sin perder nunca la colocación.
Fue una meritoria faena de Ismael Martín
que remató con un pinchazo previo a la estocada.
El Melli
saludó de rodillas a “Biensolo”, que abrió la tarde, para continuar lanceándolo
de pie. El de Villamarta tomó bien
las telas por el pitón derecho, aunque por el izquierdo se frenaba. Con
habilidad quitó por chicuelinas Marcos
Linares. El Melli se mostró seguro apostando por las buenas cualidades de
su oponente desde el inicio. Templado y genuflexo comenzó la faena el gaditano.
Instrumentó una primera tanda en la que abundaron muletazos largos en los que fue
metido el utrero. La música entonó al mismo tiempo que dejaba otra serie de
similar trazo. Por el izquierdo le costaba más, pero dejó algunos naturales destacables.
Abrochó la labor por circulares con un novillo venido a menos. No halló la
fortuna con la espada.
Al
cuarto, “Acusadillo” de nombre, lo recibió con una larga cambiada de rodillas.
El animal no se entregó en el percal de El
Melli. Lo llevó galleando al caballo con el capote en la espalda por donde
pasó sin brillo. Con variedad quitó el gaditano para replicar por delantales Ismael Martín. Volvió a echar las
rodillas en tierras para torear en redondo en un inicio con vibración. El
novillo tenía la querencia muy acusada y, aunque el novillero estuvo
voluntarioso, optó por abreviar. Con la espada no estuvo certero.
A El Melli le correspondió estoquear a “Ricongrande”
por la cornada de Marcos Linares, al
que saludó genuflexo. Tampoco se empleó en varas el cierra plaza. El gaditano
estuvo muy entregado en una labor que tuvo que construir junto a tablas frente
a un oponente que no quiso pelea.
Ficha
del festejo:
Plaza
de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Decimoséptima de abono. Final
del Circuito de Novilladas de Andalucía. Media entrada. Novillos de Villamarta, bien presentados y de juego
desigual. Primero, noble aunque sosito; segundo, desrazado; tercero, falto de
fondo y clase; cuarto, quinto y sexto, mansos.
Germán Vidal “El Melli” (de
marfil y oro), silencio, silencio y silencio.
Marcos Linares (de
sangre de toro y oro), herido.
Ismael Martín (de
azul rey y oro), vuelta al ruedo tras petición y ovación con saludos.
Incidencias: Marcos Linares se
proclamó vencedor el Circuito de Novilladas de Andalucía “por unanimidad”.
Parte
médico de Marcos Linares: “herida por asta de toro a nivel de
triángulo de Scarpa en MID, con una trayectoria ascendente de 5-6 centímetros
que penetra fascia mulos saltorio, contundiendo arteria femoral superficial,
con hematoma advendicial y espasmos secundario. Lavado de herida y se coloca
drenajes. Pronóstico: grave”.
Tomás Bastos. Foto: Sandra Carbonero |
La plaza de toros de Jerez de los Caballeros acogió este sábado una clase práctica con motivo de la Feria del Jamón y coincidiendo este 6 de mayo con el 22 aniversario de su reinauguración.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Jerez de los Caballeros (Badajoz). Más de media entrada.
Novillos de Marcos Núñez, de buen juego. Destacaron el tercero, que fue premiado con la vuelta al ruedo, y el sexto, que fue indultado.
Mauro Macandro, ovación con saludos.
Gonçalo Alves, dos orejas.
Alejandro González, dos orejas.
Manuel León, dos orejas.
Julio Méndez, dos orejas.
Tomás Bastos, dos orejas y rabo simbólicos.