Morante de la Puebla. Foto: Arjona / Pagés |
A
las puertas del inicio de la Feria de San Miguel, se cumplen cinco meses de la
tarde histórica del 26 de abril en la que Morante de la Puebla le cortara el rabo a “Ligerito” de Garcigrande. Tuvieron que pasar 52 años para que un matador de
toros volviera a lograr este hecho excepcional. No obstante, siete meses antes
un joven prodigio de la Tauromaquia, Marco
Pérez, paseó los máximos trofeos de un eral de Jandilla en el festival del 12 de octubre.
Aunque
en las últimas décadas no han sido prolíferos los rabos, incluso las nuevas
generaciones no habían conocido ni vivido en Sevilla un suceso de esta índole,
en el siglo pasado son numerosos los que se obtuvieron entre corridas de toros
y rejones, novilladas y festivales.
El 1
de mayo de 1919 Juan Belmonte paseó
el primer rabo de un toro de Concha y
Sierra. Aquella tarde compartió cartel con Rafael El Gallo, Gaona y Manolo
Belmonte. Como curiosidad, ese mismo día en la Monumental José Gómez “Gallito” obtuvo el mismo
premio. Para volver a ver cortar un rabo en el coso del Baratillo tuvieron que
pasar cinco años. El día de San Miguel de 1924, Manuel Jiménez “Chicuelo” cortó el siguiente. Los astados fueron de
Pérez de la Concha y se anunció con Antonio Posadas y El Litri.
El
año 1925 tuvo un nombre propio: Juan
Belmonte. El Pasmo de Triana cortó hasta tres rabos en tres corridas
diferentes. El primero llegó el 11 de junio, festividad del Corpus, de un toro
de Félix Suárez. Esta efeméride se
recordaría también como el día en el que tomó la alternativa Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”,
actuando como padrino Pepe El Algabeño.
El segundo cayó a sus manos el 29 de septiembre. El cartel lo completaron Chicuelo y Pepe Belmonte con reses de Peñalver. Este último torero también
estuvo presente en la tercera fecha señalada. El 1 de noviembre Belmonte volvió a triunfar frente a un
toro de Urquijo. El tercer actuante
fue Antonio Márquez.
En
1926 se repitieron circunstancias similares. Juan Belmonte paseó un rabo el 28 de septiembre en un cartel
compuesto por Chicuelo y Valencia II con ganado de Moreno de Santamaría; y otro el 24 de
octubre a un animal de Urquijo,
haciendo el paseíllo junto con el rejoneador Simao de Veiga y Antonio
Márquez y Marcial Lalanda.
La
racha triunfal de Belmonte continúa
en 1927. En la Corrida de la Prensa celebrada el 29 de septiembre el sevillano
obtuvo cuatro orejas, dos rabos y una pata de los toros de Pérez de la Concha. Chicuelo
y Niño de la Palma fueron los
testigos de los hechos.
En
abril del 28, Pepe El Algabeño se
convirtió en el triunfador. El día 8 cortó un rabo a un astado de Curro Molina en el día de la
alternativa de Mariano Rodríguez y dos más el 21. El último de esa temporada fue para Chicuelo el 28 de octubre en un mano a
mano con Curro Puya con ganado de Moreno de Santamaría.
El
20 de abril de 1930 Andrés Mérida
celebra una alternativa histórica al obtener dos orejas y rabo. Su padrino fue Chicuelo y su testigo, Cagancho. El 22 de abril del año
siguiente, Manolo Bienvenida
consiguió los máximos trofeos de un toro de Conde de la Corte. Lo acompañaron aquella tarde Marcial Lalanda y Cagancho.
El
primer novillero en entrar en este palmarés fue Diego de los Reyes el 21 de abril de 1932. Se acarteló Juanito Jiménez y Laínez, que también logró un apéndice de las reses de Esteban González. A finales de esa
misma temporada, Fermín Espinosa
“Armillita” se proclamó como el primer mexicano en engrosar esta lista. A
ella se sumó el 19 de abril de 1934 Rafael
El Gallo en un festejo en el que se lidió la ganadería de Torre Abad y participaron también Cagancho, Domingo Ortega y Diego de los Reyes. Concluye el año
sumando uno más Juan Belmonte el 28
de octubre ante toros de Clairac.
En
1936, aunque estaba a punto de estallar la Guerra Civil, Sevilla vivió uno de
sus años más glorioso en cuanto a triunfos a pesar del reducido número de
festejos que se celebraron. Se inauguró la temporada el Domingo de Resurrección
12 abril con una novillada que fue apoteósica, ya que tanto Pedro Ramírez “Torerito de Triana” como
Pascual Márquez cortaron un rabo
cada uno.
Tras
ese gran éxito, el 21 de abril repitieron con una extraordinaria novillada de Juan Belmonte en la que pasearon los
máximos trofeos e incluso Márquez sumó
una pata. Además, tanto Diego de los
Reyes como Rafael Gallito
desorejaron a sus oponentes. Un día antes, fue Manolo Bienvenida el que cortó el rabo ante un toro de Joaquín Murube.
Capítulo
aparte merece el festival celebrado el 18 de octubre de ese mismo año, que fue
en homenaje al Ejército Español. Se cortaron un total de cuatro rabos por parte
de Manolo Bienvenida, Domingo Ortega,
Pascual Márquez y Juan Belmonte
(sería el último de su carrera en Sevilla). Aquel día dejó estampas para el
recuerdo como la muleta de Bienvenida con
la inscripción de ¡Viva España!
Manolo Bienvenida |
Ya
metidos en el conflicto bélico, en la temporada del 37 se resintió más el
número de festejos. El 14 de febrero se programó un festival en el que de nuevo
Domingo Ortega se llevó los máximos
trofeos. El 24 de abril Pascual Márquez
se encerró con seis novillos de Murube para
despedirse con éxito de su etapa novilleril. Paseó los dos apéndices de su
primero y el rabo del quinto. El último que se otorgó ese año cayó en manos de Manolo Bienvenida el 6 de mayo. En el
año siguiente, el único que concedió fue para el novillero Torerito de Triana el 15 de mayo frente a un animal de Carmen de Federico.
Con
un país que intenta levantarse después de la guerra, vuelven a celebrarse más
espectáculos taurinos. En 1939 fueron cinco los rabos que se otorgaron. El
primero fue para Pepe Bienvenida el
9 de abril, Domingo de Resurrección, con toros de Albaserrada. El 23 de ese mismo mes y con novillos de Escudero Calvo, Luis Mata lo recibe y a cambio cae herido. En la novillada del
Corpus, Albaserrada de nuevo le da
el mismo triunfo a Rafael Vega de los
Reyes “Gitanillo de Triana”. Un mes más tarde, en la Corrida de la Prensa
las miradas estaban puestas en un joven cordobés que tomaba la alternativa como
era Manuel Rodríguez “Manolete”.
Pero en esta ocasión Chicuelo
acaparó todas las crónicas al conseguir los máximos trofeos. Siete días
después, el 9 de julio, conquistó Sevilla un novillero del barrio de San
Bernardo. Pepe Luis Vázquez, se
llevó hasta dos patas de aquel novillo de Braganza.
Sandra Carbonero
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