Foto: Arjona / Pagés |
Rememorando
aquellos “lunes de resaca” que ponían fin a la Feria de Abril, este primero de
mayo Miura era la encargada de decir
adiós a este magnífico serial. Lo que iba a ser una terna se convirtió en un
mano a mano improvisado debido a la lesión que sufrió El Fandi. Algo parecido ocurrió con la “miurada” de hace 10 años. El Juli sufrió una grave cogida en La
Maestranza dos días antes y en su lugar entró Manuel Escribano, un torero que por aquel entonces no se prodigaba
por las grandes ferias. Aquella tarde cambió su carrera. Aquel triunfo puso su
nombre en órbita. Una década después y, tras el gran éxito que cosechó hace
pocos días con la corrida de Victorino
Martín, el torero de Gerena se reencontró con otro Miura de lío gordo.
Manuel Escribano se fue hasta la puerta de chiqueros a recibir a
“Chorizero”. Tras ejecutar la ajustada larga cambiada, le instrumentó un puñado
de verónicas ganándole terrenos con mucha emoción. El de Zahariche empujó también en el caballo. El sevillano puso en pie al
público en un tercer par de banderillas de vértigo en el que expuso mucho. Tuvo
que saltar al callejón, quedándose a milímetros de ser cogido. Se fue a los
medios para brindar. Allí se quedó inmóvil para citarlo con un pase cambiado.
El toro se frenó a la mitad del recorrido palpándose la angustia. Una vez se
arrancó, le pegó hasta dos cambiados por la espalda. Volvió a darle distancias
y el de Miura tomó las telas con
emoción y humillación. En la segunda serie cayó el diestro frente a la cara de
su oponente, levantándose con agilidad. Escribano
firmó naturales de mano baja, ligazón y profundidad. Para cerrar, cogió la
diestra en una serie en redondo en la que le exigió mucho. Una faena muy de
verdad, que concluyó con una estocada caída. El público le pidió enardecimiento
el doble trofeo. El palco se mantuvo firme en la concesión de uno por la
colocación de la espada y se llevó una sonora bronca.
Los
tendidos se pusieron en pie con el recibimiento de Manuel Escribano a “Amargoso”, que cerraba plaza. De nuevo se fue a
portagayola. El burel salió distraído. El torero aguantó impávido de rodillas,
esperándolo y citando. Una larga vibrante que encadenó con verónicas y una
rebolera. Se empleó mucho en caballo este último de la feria. El de Gerena
volvió a protagonizar un espectacular tercio de banderillas. El tercer par, sentado
en el estribo por los adentros, causó furor. Desde el centro del platillo lo
citó con la diestra. El astado se le vino veloz embistiendo a media altura con
sosería. Escribano estuvo muy firme,
dándole tiempo entre muletazo y muletazo. Acabó en las cercanías donde cinceló
muletazos templados.
“Yegüerizo”,
el toro de menor peso del encierro, saltó en segundo lugar. Lo saludó Manuel Escribano con varios lances en
los que pasó sin humillar. Fácil a la vez que vibrante estuvo en banderillas. Con
espectacularidad clavó el tercer par al violín y al quiebro por los adentros. Comenzó
en los mismos terrenos por estatuarios que abrochó con una trincherilla. Lo
sacó para los medios, donde molestaba el viento. Le planteó la diestra por done
iba siempre rebrincado. Los naturales a media altura fueron meritorios con un
animal que nunca descolgó. Una faena de mucho esfuerzo que acabó con una
estocada y un descabello.
“Triguero”,
que salió con el pitón derecho escobillado, dejó entrever la falta de fuerza en
el capote azul de Antonio Ferrera. Con
prontitud se arrancó al caballo, donde empujó. Magnifico fue el tercio de
banderillas de manos Ángel Otero y Alberto Carrero con los rehiletes. El
extremeño brindó de rodillas y mirando al cielo, tal vez en un bonito homenaje a Montoliú en el aniversario de su muerte. Ferrera basó la faena por el pitón derecho, ya que por izquierdo
embestía defendiéndose. En los primeros compases, los dos primeros muletazos
los tomaba bien. El de Miura se vino
abajo pronto y terminó con un macheteo por bajo. Dejó una gran estocada con la
que cayó rodado el animal.
Ferrera le
recetó lances de probatura a “Charrano”, un precioso cárdeno astifino de 616
kilos que humilló. Hizo una buena pelea en vara en los dos encuentros. Con los
rehiletes, Joao Ferreira clavó un
espectacular par de frente en el que arriesgó mucho. El extremeño se encontró
con un cornúpeta que pegaba gañafones por el derecho, mientras que por el
izquierdo no llegó a pasar ni una sola vez. Enterró la espada en el segundo
encuentro con habilidad.
“Torrealta”,
que hizo quinto, un toro muy cuajado que pesaba 625 kilos. Tomó el percal de Ferrera echando las manos por delante.
El de Zahariche tuvo buena condición y nobleza, pero quería más que podía. El
torero extremeño se mostró asentado con la colocación siempre correcta para
intentar que empujara hacia adelante. Según avanzaba la faena, fue acortando el
recorrido. Otra gran estocada firmó Antonio
Ferrera.
Ficha
del festejo:
Plaza
de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Decimoquinta de abono.
Feria de Abril. Tres cuartos de entrada.
Toros
de Miura, bien presentados y de
juego desigual. Primero, noble aunque sin fondo; segundo, deslucido; tercero,
noble; cuarto, con emoción y bravura; quinto, flojo; sexto, complicado.
Antonio Ferrera (de grana
y oro con cabos negros), silencio, silencio y silencio.
Manuel Escribano (de verde
billar y oro), silencio, oreja con petición y ovación con saludos.
Incidencias: Saludaron
en banderillas Ángel Otero y Alberto Carrero en el primero y en el
tercero, Joao Ferreira.
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