Foto: Arjona - Toromedia |
La
expectación era máxima. Se había colgado cartel de “No hay Billetes”. Era una
terna muy del gusto de Sevilla y la Maestranza estaba en todo su esplendor un
viernes de preferia. Pero había algo extraño en el ambiente, que ya se palpó en
la entrada desordenada y vociferante al coso. Pero lo más llamativo fueron las
varas de medir tan diferentes e inexplicables que tuvieron con los tres
diestros.
Morante
recibió al que abrió plaza con un ramillete de verónicas en los medios que
incendió a la plaza. Con mucha torería lo colocó galleando en el caballo. El
quite fue toda una estampa antigua. Un recuerdo y homenaje a Reverte, que el día anterior habría
celebrado el 104 aniversario de su nacimiento. Con sus medias blancas como las
del diestro de Alcalá del Río, recogió el capote para volverlo a poner en el
caballo por revertinas. Detalles de Morante
que para el aficionado de verdad no pasaron inadvertido. El de Vegahermosa no estaba sobrado de
fuerzas pero tenía clase. Comenzó la faena junto a tablas con ayudados por
bajos con mucho gusto. La primera serie con la diestra estuvo cargada de
estética. Se lo llevó entre las dos rayas de picar y con una
banderilla en la mano izquierda, dio una serie en redondo llevándolo largo. Lo
intentó al natural por donde llevaba la cara a media altura. José Antonio no se
dio por vencido y le instrumentó una segunda tanda al natural bajando le la
mano. En esos momentos, con la faena ya en los últimos compases, Tejera alzó la batuta, algo
que nadie entendió. El público se enfadó y le recriminó la falta de
sensibilidad. Concluyó con media estocada. La oreja no la paseó Morante, en esta ocasión, no porque el
presidente no tuviera criterio. Estuvo acertado porque la petición no fue
unánime. ¿El motivo? Lo desconocemos y más con los sucesos que transcurrieron
más tarde.
A José Antonio no le gustó el cuarto. Se
quejó desde la salida, haciendo gestos como si tuviera su oponente algún
problema de visión. Más allá de esta posible dificultad, fue un toro sosito y
mansito. El de la Puebla lo probó y tras ver que no había nada que sacar se fue
a por la espada.
Diego Urdiales
saludó a su primero por verónicas ganándole terreno hacia los medios. El Jandilla andaba floijto, perdiendo las
manos incluso en el peto. Con pocas expectativas y con los tendidos contrariados llegó
al último tercio. De hecho, no supieron esperarlo y tuvo que irse a por la
espada ante los improperios de algunos aficionados.
El
quinto salió distraído y huidizo hasta que lo paró Urdiales con el capote. Estaban siendo recibo con verónicas templadas
hasta que el toro lo deslució al clavar los pitones en el albero. Brindó el riojano a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y a Joaquín, jugador del Betis, que
compartían burladero. Con mucha suavidad lo condujo en los primeros pasajes.
Fue todo espejismo porque el Jandilla duró
un suspiro. Aún así, Diego dejó
muletazos cargados de naturalidad y estética.
De
la frialdad incomprensible que tuvo el público con Morante y Urdiales, pasó
a la obnubilación por Manzanares.
El
alicantino imprimió temple en el saludo de capa, al igual que en quite por
chicuelinas. “Tántalo” se arrancó con prontitud a las telas. Fue un toro
exigente y con emoción. José Mari tomó
la diestra ligando en una primera serie. Al natural, la faena se apagó. Mención
aparte merece el estoconazo que le recetó.
Cerró
la tarde el mejor toro del encierro de Jandilla,
al que Manzanares recibió con el
capote en corto con suavidad. Paco María
fue ovacionado por dos buenos puyazos que ejecutó. Con humillación y
transmisión tomaba la muleta llevándolo cosidito en la primera seria,
estallando en clamor la plaza. Fue el mejor pitón de “Zafia” y en el que basó
la faena, pero le faltó terminar de exprimirlo. Hubo muletazos con
despaciosidad y elegancia. Al final, se fue hacia la puerta de chiqueros, donde
entró a matar recibiendo. Enterró casi media espada que fue efectiva y el público
le pidió la oreja.
Ficha
del festejo:
Plaza
de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Cartel de “No hay
billetes”.
Toros
de Jandilla y Vegahermosa (1°) bien presentados y de juego desigual. Destacaron
primero y el sexto.
Morante de la Puebla
(catafalco e hilo blanco): ovación con saludos tras petición y aviso y silencio
tras aviso.
Diego Urdiales
(verde y oro): silencio y ovación con saludos.
José María Manzanares
(nazareno y oro): ovación y oreja.
Saludaron
en banderillas Daniel Duarte en el
tercero y Mambrú en el sexto. El
picador Paco María fue ovacionado
tras la suerte de varas del sexto.
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