sábado, 30 de abril de 2022

Entre delirios y obnubilaciones

 

Foto: Arjona - Toromedia

  

La expectación era máxima. Se había colgado cartel de “No hay Billetes”. Era una terna muy del gusto de Sevilla y la Maestranza estaba en todo su esplendor un viernes de preferia. Pero había algo extraño en el ambiente, que ya se palpó en la entrada desordenada y vociferante al coso. Pero lo más llamativo fueron las varas de medir tan diferentes e inexplicables que tuvieron con los tres diestros.

Morante recibió al que abrió plaza con un ramillete de verónicas en los medios que incendió a la plaza. Con mucha torería lo colocó galleando en el caballo. El quite fue toda una estampa antigua. Un recuerdo y homenaje a Reverte, que el día anterior habría celebrado el 104 aniversario de su nacimiento. Con sus medias blancas como las del diestro de Alcalá del Río, recogió el capote para volverlo a poner en el caballo por revertinas. Detalles de Morante que para el aficionado de verdad no pasaron inadvertido. El de Vegahermosa no estaba sobrado de fuerzas pero tenía clase. Comenzó la faena junto a tablas con ayudados por bajos con mucho gusto. La primera serie con la diestra estuvo cargada de estética. Se lo llevó entre las dos rayas de picar y con una banderilla en la mano izquierda, dio una serie en redondo llevándolo largo. Lo intentó al natural por donde llevaba la cara a media altura. José Antonio no se dio por vencido y le instrumentó una segunda tanda al natural bajando le la mano. En esos momentos, con la faena ya en los últimos compases, Tejera alzó la batuta, algo que nadie entendió. El público se enfadó y le recriminó la falta de sensibilidad. Concluyó con media estocada. La oreja no la paseó Morante, en esta ocasión, no porque el presidente no tuviera criterio. Estuvo acertado porque la petición no fue unánime. ¿El motivo? Lo desconocemos y más con los sucesos que transcurrieron más tarde.

A José Antonio no le gustó el cuarto. Se quejó desde la salida, haciendo gestos como si tuviera su oponente algún problema de visión. Más allá de esta posible dificultad, fue un toro sosito y mansito. El de la Puebla lo probó y tras ver que no había nada que sacar se fue a por la espada.

Diego Urdiales saludó a su primero por verónicas ganándole terreno hacia los medios. El Jandilla andaba floijto, perdiendo las manos incluso en el peto. Con pocas expectativas y con los tendidos contrariados llegó al último tercio. De hecho, no supieron esperarlo y tuvo que irse a por la espada ante los improperios de algunos aficionados.

El quinto salió distraído y huidizo hasta que lo paró Urdiales con el capote. Estaban siendo recibo con verónicas templadas hasta que el toro lo deslució al clavar los pitones en el albero. Brindó el riojano a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y a Joaquín, jugador del Betis, que compartían burladero. Con mucha suavidad lo condujo en los primeros pasajes. Fue todo espejismo porque el Jandilla duró un suspiro. Aún así, Diego dejó muletazos cargados de naturalidad y estética.

De la frialdad incomprensible que tuvo el público con Morante y Urdiales, pasó a la obnubilación por Manzanares.

El alicantino imprimió temple en el saludo de capa, al igual que en quite por chicuelinas. “Tántalo” se arrancó con prontitud a las telas. Fue un toro exigente y con emoción. José Mari tomó la diestra ligando en una primera serie. Al natural, la faena se apagó. Mención aparte merece el estoconazo que le recetó.

Cerró la tarde el mejor toro del encierro de Jandilla, al que Manzanares recibió con el capote en corto con suavidad. Paco María fue ovacionado por dos buenos puyazos que ejecutó. Con humillación y transmisión tomaba la muleta llevándolo cosidito en la primera seria, estallando en clamor la plaza. Fue el mejor pitón de “Zafia” y en el que basó la faena, pero le faltó terminar de exprimirlo. Hubo muletazos con despaciosidad y elegancia. Al final, se fue hacia la puerta de chiqueros, donde entró a matar recibiendo. Enterró casi media espada que fue efectiva y el público le pidió la oreja.

 

 

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Cartel de “No hay billetes”.

Toros de Jandilla y Vegahermosa (1°) bien presentados y de juego desigual. Destacaron primero y el sexto.

Morante de la Puebla (catafalco e hilo blanco): ovación con saludos tras petición y aviso y silencio tras aviso.

Diego Urdiales (verde y oro): silencio y ovación con saludos.

José María Manzanares (nazareno y oro): ovación y oreja.

Saludaron en banderillas Daniel Duarte en el tercero y Mambrú en el sexto. El picador Paco María fue ovacionado tras la suerte de varas del sexto.

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