martes, 3 de mayo de 2022

Y queda una para San Miguel

Foto: Arjona-Toromedia


A las seis y media de la tarde, puntual como el rito taurino, volvió a aparecer la lluvia sobre el coso del Baratillo. Dicen que bajo la lluvia surgen grandes faenas y triunfos. Ayer lo vivimos. La gran diferencia fue que Victoriano del Río  llevó un encierro interesante, con matices y con tres toros destacados. De la corrida de Juan Pedro no podemos decir lo mismo. No se ha salvado ni uno del desastre. Y en cuanto los de Parladé, algunos pensarán que mejoró la cosa al ver el resultado de los espadas. Álvaro Lorenzo y Ginés Marín cortaron un trofeo cada uno, incluso al primero le pidieron el segundo. El problema está en el valor que le otorguemos a estos apéndices (con mayor incidencia en el de Lorenzo) si contextualizamos que se trata de la Maestranza.

Algo que echamos de menos la tarde de la Puerta del Príncipe de Daniel Luque es su buen toreo de capote. Hoy sí pudimos disfrutar de él cuando recibió al primer Juan Pedro. El torero de Gerena estuvo por encima de su oponente. Se mostró muy firme e incluso templó a un animal que embestía con la cara alta y que estaba falto de bravura. En el epílogo se acabó metiendo entre los pitones de “Sabalero”, al que mató de un buen espadazo.

No pudo refrendar tampoco el éxito de su anterior compromiso con el cuarto toro. Lo que sí volvió es a dar una lección de raza y entrega. El astado no le regaló ni una embestida. Luque se la jugó a carta cabal pegándose un auténtico arrimón como si fuera un torero que empieza necesitado de triunfo. Metió la espada y hubo petición de oreja.

Álvaro Lorenzo tuvo el bonito gesto de brindar a sus dos compañeros de cartel el segundo de la tarde. El problema fue que “Tinajero” era un toro bruco y desclasado. Tomaba la muleta soltando la cara y echando las manos por delante. El toledano sorprendió a base de temple, especialmente al natural, por donde tenía más clase. Plasmó una faena meritoria que no terminó de calar por la falta de transmisión del animal.

El de Parladé dio esperanzas para que remontara la tarde. Álvaro Lorenzo es un joven torero con proyección necesitado de un triunfo en una plaza importante para engancharse a las ferias. De momento, en Sevilla dejó detalles, aunque sin llegar a rematar, y está anunciado en Madrid. Se encontró con “Puntero”, un toro con fijeza y humillación por el pitón derecho. El inicio de faena por bajo y con hondura tuvo mucha vibración, haciendo incluso sonar la música. Esos pasodobles de los que nos están privando demasiado esta Feria por el criterio del director de la Banda de Tejera. La emoción decayó pronto cuando toreó al natural, ya que por ahí el toro no era igual. Y aún así la música continuó. Las bernardinas finales y la estocada hicieron que el público volviera a caldearse y pidiera la oreja.

Ginés Marín se topó con un Juan Pedro imposible para el triunfo. Sin fondo y deslucido. Estuvo voluntarioso pero no pudo lucirse.

Ginés estuvo por encima del Parladé que cerró la tarde. Estuvo inteligente en la elección de los terrenos y en la construcción de la faena. A diferencia de su hermano anterior, este no fue nada fácil y tampoco estaba sobrado de casta. Tragó mucho el extremeño porque el animal salía desentendido del muletazo. Marín estuvo dominador y en cuanto su oponente se sintió podido se quiso ir a tablas. Fue precisamente ahí donde lo pulseó conduciéndolo al natural. Firmó la labor por bernardinas junto a una estocada que le valieron para cortar la oreja.

 

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de Abril. Más de media entrada.

Toros de Juan Pedro Domecq y Parladé (5º y 6º) bien presentados, deslucidos en general.

Daniel Luque (blanco y oro): ovación con saludos tras petición y ovación con saludos tras petición.

Álvaro Lorenzo (gris plomo y oro): silencio y oreja.

Ginés Marín (nazareno y oro): silencio y oreja.


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