Lo mejor: Jiménez busca su sitio. Javier Jiménez ha sido la brisa
de aire fresco en una tarde soporífera. El de Espartinas ha demostrado sus más
que suficientes cualidades para poder estar anunciado en cualquier Feria. Se
gustó en el recibo al tercero, que resultó ser el mejor astado del encierro de
Alcurrucén. Jiménez lo metió en las telas, llevándolo con mucha despaciosidad y
temple. Actuó con mucha inteligencia y midiendo mucho los tiempos. Con la
zurda, también brotaron naturales profundos. Remató su labor un trincherazo con
mucho sabor. Pinchó antes de meter el espadazo, algo que pudo enfriar al
público y se tuvo que conformar con dar una vuelta al ruedo. El sexto fue un
sobrero de El Tajo que sustituyó al descoordinado animal que había saltado al
ruedo. Sorprendió el pique de quites que hubo entre Morante y Javier, aunque no
llegaron a rematar por culpa de las escasas condiciones del toro. La ovación
más grande se la llevó Lipi tras poner un extraordinario par. Poco más pudo
hacer Jiménez, que terminó sufriendo una gran voltereta.
Ureña se topó con un lote imposible
para el triunfo. Su primero fue un desclasado astado que echaba la cara arriba
al salir del muletazo, mientras que el quinto fue otro manso sin transmisión.
El murciano estuvo voluntarioso, entregado y muy por encima de sus oponentes.
El público supo reconocerle el esfuerzo que hizo.
Morante tampoco tuvo una tarde
inspirada. Dejó detalles con el manso y escaso de fuerzas que abrió plaza. José
Antonio lo intentó al son de los olés de sus seguidores, pero la faena no
terminó de tomar vuelo. Con el cuarto, tiró por la calle del medio y tras un
trasteo de probaturas, lo pasaportó.
Lo peor: Descafeinado comienzo de Feria. La corrida de Alcurrucén,
muy bien presentada, estuvo vacía de casta y bravura. Al comienzo del festejo
se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero Antonio
Pérez-Tabernero.
Publicado en PortalTaurino el 24 de septiembre de 2016
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